Cuando estábamos en el instituto y salíamos al recreo teníamos tres sitios donde comer.Una tienda cutre que regentaba una señora cuarentona,gordita,que tenia unas orejas como una compresa con alas y con un agrio y seco carácter,que vendía repostería casera.Una segunda tienda típica de barrio que venden de todo,que tenia por dueños un matrimonio en el que el marido es el típico que hace bocadillos con el cigarro en la mano y su mujer la que no para de comer chicle masticando de forma "barriobajera",en la que su especialidad era un bocadillo que llevaba mucha charcuteria variaba picada y con ketchup,a la que ellos bautizaron como "Hormigoneras".Y por último,el bar de hombres de barrio,donde los abuelos juegan al dominó con el carajillo,donde hacia los bocadillos grasientos mas asquerosos pero a la vez sabrosos del mundo.Al dueño le apodábamos "el guarro",y esta es su historia:
"Un buen día fuimos en el recreo un grupo de cuatro compañeros a pedir unos bocadillos.Uno de ellos pide un bocadillo de magreta adobada y el dueño poner la carne en la parrilla.Mientras hablabamos,el dueño se disponía a poner la carne en el bocadillo cuando se le cae la carne al suelo.Gira la cabeza el dueño y al ver que no lo miraba nadie,pone otra vez la magreta en la plancha y de nuevo al bocadillo."
Desde ese día dejamos de ir a ese sitio y no porque se comiera mal,sino porque no sabias si al día siguiente estarías con el pijama de madera.El caso es que todos los sitios en los que hemos comido hasta reventar y son baratos,son los mas cutres del mundo.De ahí viene nuestra teoría:"si es cutre y sucio,ahí no se pasa hambre y es barato".
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Hace 2 años
